La discriminación
El artículo 202 Bis del Código Penal, establece que discriminación es toda exclusión, distinción o preferencia por profesión, oficio, genero, raza, etnia, idioma, situación económica, edad, religión, discapacidad, enfermedad, estado civil, por la manera de pensar o de actuar, por pertenecer a un partido político o por otro motivo, razón o circunstancia que impidiera o dificultare el ejercicio de un derecho.
La introducción anterior es importante pues nos permite comprender el tema que desarrollo a continuación: la humanidad en el proceso de su desarrollo ha tenido a través de la historia, muchos casos de discriminación. Lamentablemente. Un caso concreto es el rechazo, miedo u odio a los extranjeros, lo que se conoce como xenofobia. Un claro ejemplo fueron el nacismo alemán, practicado por el gobierno de Adolfo Hitler y el fascismo italiano de Mussolini. Ambos utilizaron las diferencias físicas entre las personas y/o grupos humanos para justificar la política de expansión territorial y el sostenimiento de sus pueblos.
Después de estos movimientos despreciables habría que mencionar al Ku Klux Klan, que persigue sobre todo a la gente de “raza negra” y los neonazis que vuelven a defender a la ideología nazi.
Las principales víctimas del racismo son los migrantes. En algunos países existen todavía grupos de personas desnaturalizadas que los persiguen, queman sus casas y destrozan o roban sus pocas pertenencias.
El racismo es una forma de discriminación. Un ejemplo es el de la República Sudafricana con su “Apartheid” que es aplicado por los blancos a los negros.
Y para comentar lo nacional (Guatemala): el 8 de marzo de 2005 se inicio el primer juicio por discriminación en la historia de nuestro país. La víctima y acusadora es Rigoberta Menchu, nuestra paisana y Premio Nobel de la paz 1992. La discriminaron solo por el hecho de vestir traje típico. Por ser maya-hablante, por pertenecer a un grupo indígena y por estar en contra de la prepotencia eferregista (partido político Frente Republicano Guatemalteco, FRG). No es justo que la traten como algo inferior o indeseable. Y no es que el grupo indígena quiera ser etnocéntrico. Lo que busca es el respeto a su propia dignidad.
La discriminación es una enfermedad moral y sicológica hereditaria y contagiosa y para poderla hay que romper el silencio. Para que exista un respeto parejo hace falta la educación moral, comenzando con los patojos, que sin saberlo discriminan. Para aprender a convivir con las otras personas, hay que aprender a aceptarlas tal y como son.
Pero, como no todo es color de hormiga recordemos que han habidos y hay muchas personas e instituciones que trabajan para mejorar esta situación. No quiero parecer negativo pero, personalmente, creo que la discriminación terminara cuando los sapos tengan cola. A menos que comencemos pronto a combatirla.
Para finalizar: a todas las personas quien discriminan solo me resta decirles que se pongan a reflexionar que todos somos hijos de P’an Ku. (Nombre que se le da en la leyenda china al creador del universo).
Autor: Luis Xalin.
Nota: Columna publicada en la revista “Cotzumalguapa”, marzo 2005.
