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Álbum fotográfico




En el mural de la felicidad, junto a mi diploma de
“paracaidista infantil” tengo colgada la fotografía de mi tía. El cuadro guarda más que a una joya a esa estampa. Y las telarañas tejidas por el olvido adornan sus orillas despintadas. Otras fotos similares (…) las tengo guardadas en algunos álbumes, estoy hablando de las fotos visibles, como las fotos familiares que se toman en las ferias donde quedó plasmada la ropa de estreno, o los patojos que, montados sobre caballos de palo, pelan los dientes para fingir valentía. En algunas de esas fotos a veces queda plasmada la imagen de una persona que al momento de tomar la fotografía se queda parada con la intención de salir en ella sin ser invitado.  O las de la piñata donde el patojo le pega en la cabeza a un amigo en lugar de pegarle a la piñata… en fin; mi respeto para quien invento la fotografía.

Ahora bien, también hay fotos invisibles que son los sentimientos guardados en el álbum del corazón. Entre esas están la risa inocente de dos lunas menguantes ocultas tras los dos labios rojos como pétalos de rosa. Las que se deben tener y que sirven para diferenciar la bondad de la maldad, la verdad de la mentira, el amor del odio, lo fácil de lo difícil, la felicidad de la tristeza, la risa del llanto, el perdón de la venganza, el éxito del fracaso, lo cobarde de lo valiente y lo visible de lo invisible.  En fin, alguien diría y dale con eso de lo invisible. Pero si a esas fotos todos somos ciegos.  En una frase arcaica titulada “Lo invisible”, expreso esto: “Si lo invisible a nuestros ojos no lo puedes ni ver ni sentir con el corazón, ¿cómo lo puedes comprender?”.
Bueno; como el cabo de la candela con que me alumbro mientras escribo ya se está terminando, solo me queda decirles ¡gracias y hasta la próxima!

Autor: Luis Xalin.

Nota: Publicada en la revista “Cotzumalguapa”, junio de 2004. (En esta columna plasmé el génesis de escribir poesía).

El Magisterio Rural

 



En esta oportunidad solamente voy a referirme a 3 problemas que afronta el magisterio rural.

Primero: (El personal educativo) En la mayoría de las escuelas el docente debe de ensenar a alumnos de dos o tres grados al mismo tiempo y en un único salón. Lo que quiere decir que hay que atender a más de 30 niños de diferentes edades y capacidades. Esto también perjudica a los alumnos porque no pueden tener una enseñanza acorde al grado que cursan. Tienen que adaptarse a la situación pues los maestros unen los diferentes grados y a veces es más la dedicación que se les pone a unos que a otros. Aunque una cosa si es cierta: cuando el alumno quiere aprender, sea como sea, logrará el éxito. No como los que sólo llegan a ocupar un pupitre y sobre todo, estorban a los demás. Con los maestros por contrato ese problema se está resolviendo.

Una escuela para funcionar normal y correctamente, en el área rural debería tener por lo menos 7 docentes, uno para párvulos y los restantes para los 6 grados de la primaria. Lo lamentable es que por no haber dinero en el estado no pueden presupuestar a todos o a más maestros. Y lo que si hay que aplaudir es la valentía de los docentes que han logrado sacar adelante a sus alumnos, teniendo a su cargo dos o tres grados. Juntos.

Segundo: (La infraestructura escolar) El estado en que se encuentran algunas escuelas es pésimo. No cuentan con suficientes y amplios salones de clases. Otros no tienen suficientes pupitres, mallas perimetrales, un buen techo, o todavía no tienen servicio de energía eléctrica.

Tercero: (El acceso a las escuelas) el transporte hacia el lugar de trabajo es un problema porque la mayoría de los maestros en el área urbana. Antes en la escuelita donde yo aprendí a hacer mis primeros garabatos, llegaban o regresaban por medio de “jalones” porque a veces los dejaba la camioneta pasajera. Y cuando de verdad sufrían era en el invierno. Y eso muchas veces se transformaba en su ausencia en las clases. Pero ahora todo ha cambiado, y vemos como entre varios maestros pagan el servicio de un microbús. Y ya no hay motivo para faltar por motivos climatológicos.

Salvo alguno que otro “faltón” la mayoría de admirables profesores rurales están al frente de sus aulas, contribuyendo a la educación.

Autor Luis Xalin.

Publicado en la Revista “Cotzumalguapa”, mayo 2004.
 



 

TECUN UMAN



La leyenda sobre Tecún Umán  es una de las más hermosas de Guatemala para el resto del mundo porque nuestros antepasados supieron aprovechar bien la ocasión para darle un origen místico al “parche purpura” que luche en el pecho el Quetzal, entre su plumaje verde esmeralda. Y es ejemplar porque entre los adornos que sobrepasan la realidad histórica nos cuentan como el príncipe quiché prefirió morir “echando riata” contra el albino Alvarado, y sus huestes, antes que ser esclavo.

Tecún se enfrentó cara a cara, como David contra Goliat, contra el español por defender la soberanía de su tierra y por defender la libertad de su pueblo, unos dicen que el 12, otros dicen que el 14 y hasta hay historiadores  que aseguran fue el 20 de febrero de 1524. Lo cierto es que un día más o uno menos no cambia la historia. Sólo que a diferencia de David, que llevaba una honda, Tecún llevaba una lanza, y a diferencia de aquel que ganó la  batalla, mi antepasado “trono a sapo” como dicen los muchachos…

Y ahora, sobre la intrigante pregunta ¿quién le dio el “tapujazo” mortal a don Tecún? Existen dos teorías, la primera dice que fue el mismo don Perucho. La segunda opina que fue un compañero de Alvarado –don Pedro de Portocarrero- quien acudió “al chilazo” en su ayuda. Sin embargo, cualquiera de los dos pudo haberlo hecho.

Muchas personas aún no aceptan en este siglo XXI que nuestro Héroe Nacional existió, porque les da vergüenza y cólera el origen de nuestra raza autóctona y por eso quieren disfrazar la realidad, originando el racismo racial.

Un historiador cree que el hijos del Quetzal era Ahau Galel, jefe del linaje Nihaib y que probablemente el tiempo y la tradición se encargaron de bautizarlo con el nombre de   Tecún Umán. Que haya existido con otro nombre distinto del tradicional que todos conocemos no quiere decir que sólo haya sido un mito. Si no, díganme!, con quien luchó el “Hijo del sol” en los llanos de Urbina? Tuvo que haberse enfrentado con alguien y ese alguien sirvió de inspiración para crear la figura del símbolo de nuestra nacionalidad.

Y para seguir con este tema interesante, quiero comentar que unos traductores dicen que Tecún Umán significa “el nieto de, o bisnieto de y otros opinan que era el hijo de Kikab, el grande. De todos modos era un grano de la misma mazorca morena de maíz.

Tecún Umán murió físicamente, pero su ejemplo vive en la sangre de achiote de los hombres y mujeres guatemaltecos  que luchan diariamente contra la injusticia, la impunidad, la prepotencia, la demagogia y por decir la verdad “sin pelos en la lengua”.

Para finalizar, sin temor a “meter la pata”, les digo que la mera neta, sólo la pudo haber sabido Kaibil Balam el tatarabuelo del tatarabuelo del tatarabuelo de mi tatarabuelo, hace 488 años.

Autor: Luis Xalin.

(Nota del autor: Artículo publicado en la Revista Cotzumalguapa, febrero de 2005).