La historia de Ambrosio (y no es el de la carabina) es similar a muchos de los pobladores en nuestro país: él es un señor humilde y decente que tuvo que enfrentar la vida desde la trinchera del trabajo desde su niñez, en el área de la agricultura empírica, por lo tanto, no se dedicó a estudiar ni a vagar. Él es experto en el cultivo de maíz y frijol, con suficiente experiencia en soportar días enteros bajo el inclemente sol, ganándose el pan de cada día con el sudor de su frente. Él no entiende nada de política y lo que sabe sobre esto es lo que le cuentan los vecinos. No conoce a los candidatos a la presidencia en persona (sólo los ha visto en los medios de comunicación). Desde que cumplió 18 años y fue empadronado, ha votado por quienes le han sugerido los líderes comunitarios, sí ellos, los que organizan grupos para apoyar a un candidato con gente acarreada; los que son bien gratificados por engañar algunas veces al pueblo con promesas falsas; los que hacen unas listas de nombres para recibir ayuda, a cambio de una buena tajada. Cada cuatro años, esto se repite, pero como el mismo Lochodice: “Tan siquiera algo, peor es nada”.
Esta vez, le han sugerido votar por un partido político de un color determinado y a cambio le han regalado una bolsa con productos de la canasta básica que le podría alcanzar para subsistir por un par de días, y le han prometido que al llegar al Poder, le regalarán un machete y un azadón nuevos. Le han dicho, que sí llegará a gobernar el país alguien probo y que trabajará para erradicar la pobreza: Ambrosio dice que no cree porque eso le vienen diciendo desde que inició la era democrática y ahora que se escuchan que los altos funcionarios esta implicados en actos de corrupción, se decepciona aun más, pero tiene que votar por uno de ellos para hacer cumplir su derecho ciudadano. El mentado Ambrosio sabe que no cumplirán con las promesas porque se ha endeudado con la millonaria inversión en sus campañas proselitistas y que, cuando estén sentados en la guayaba estarán más preocupados por recuperar la inversión y posicionar a sus inversionista en puestos estratégicos para seguir en santa paz, como lo han hecho sus antecesores, sin embargo, él sigue luchando por la vida con su trabajo honrado...