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¡Feliz año nuevo!



  Para esta fecha, apenas llevamos un par de días del nuevo año 2011. Y entonces, solemos decir que el tiempo vuela.  Y es cierto, los años no se detienen, aunque los relojes dejen de mover sus manecillas. Para comenzar el nuevo calendario con el pie derecho, los dejo con el siguiente artículo:

    El calendario de los mayas, según entiendo, estaba dividido en 18 meses de 20 días, esto hacían un total de 360 días. Los 5 que faltaban para completar los 365 días de un año, los consideraban de mala suerte, y por lo tanto, no hacían ningún trabajo durante ese tiempo. Además, cada 52 años  intercalaban 13 días.
    En nuestro calendario, también, suman esa misma cantidad, pero no todos seguidos, sino que un día al mes de febrero y a cada cuatro años. Así se forman los años bisiestos y el famoso 29 de febrero. (Si alguien nace en esa fecha, celebra su cumpleaños  a cada 4 años) La raíz de este arreglo data del año 1582, cuando el Papa Gregorio XIII al fin logró poner en orden el conteo de los años. Y por tal motivo al calendario que usamos en la actualidad, le llamamos Gregoriano.

Para lograr mayor exactitud en el tiempo, el 5 de octubre de 1582, el Papa dio la orden que el día siguiente fuera  el 15 de octubre. ¡Imagínense! se adelantaron  10 días que, se habían acumulado a través de algún período. Fue muy difícil lograr que tantas naciones, lejanas unas de otras, se acostumbraran a usar esa nueva fecha. En ese entonces sin los avances de la tecnología  y la comunicación actual.  Algo muy interesante del calendario maya es que ellos temían que al final de cada 52 años podría terminarse  el mundo. Entonces, para que sus dioses les permitieran vivir más años, hacían grandes sacrificios. Tristes y decaídos  esperaban la respuesta o el transcurso del tiempo estipulado. Y cuando pasaba el último día de la fecha indicada, les volvía de nuevo la alegría. Creían que sus dioses los habían dejado vivir otros 52 años más. Esto no quiere decir que eran tontos, o algo por el estilo, sino que era su manera de discernir  y sus creencias en esa época… Sin embargo, los mayas precisaron eclipses muchos años antes que sucediesen y otros descubrimientos, dignos de admiración, pero eso ya es miel de otro panal...

    Lo anterior me recuerda a la “bola”, superstición o creencia que la gente contaba, infundiendo miedo a los niños. Decían que en el años 2000 sería el fin del mundo. Varias personas de todas las naciones esperaron que esto pasara al final del siglo 20 y comienzo del 21 y todavía estamos respirando el aire, un tanto contaminado, pero vivitos y coleando. No paso nada malo. En nuestro país, por nuestro origen, la creencia  pudo haberse tomado de los mayas.
    Parece que nadie sabían que cuando corría el año 1280 en el calendario Romano, el Papa de ese entonces le encargó a un Monje intelectual llamado  Dionisio el Exiguo que averiguara el año exacto del nacimiento de nuestro Señor Jesús. Él con los pocos datos e inconclusos que logró reunir, calculó que había nacido en el año 754. Por lo tanto ya habían pasado 525 años. Entonces el Papa decidió que dejara de usarse  el calendario Romano y que los años se contaran a partir de la fecha del nacimiento de Jesús. Ese mismo día anunció que corría el año 525. Sin embargo, un titipuchal de tiempo después, otros estudios basados en la Biblia (como San Mateo 2 y San Lucas 2) y porque los historiadores romanos apuntaron valiosos datos, tales como que el Rey Herodes falleció en el año 750, pocos días después de un eclipse de luna. (Los astrónomos comprobaron científicamente que  sucedió el eclipse el 12 de marzo de 750, de eso no hay duda).     Esos estudios demostraron que Jesús nació (aproximadamente) en el año 748  y no en el  754 como lo había calculado el Monje Dionisio, tiempo atrás. 2 años antes de la muerte de Herodes  y 6 del cálculo del Monje.  No obstante, el calendario ya no se cambió. Probablemente ya no se cambiará a pesar de saber que,  según ese error, no estamos en el año 2011 si no que en el 2017.
    En realidad ir atrasados o adelantados en el tiempo exacto en la contabilidad de los años no beneficia ni perjudica, porque el tiempo es de Dios y las fechas de nosotros los humanos para  saber en que  momento se va a siembra la milpa y llevar la cuenta o descuento de nuestros años, la fecha en que parirá la puerca, el día que se pretende viajar, etc., etc.,…

    Ya pasó la falsa alarma del 2000, casi todos esperaban que el cielo se abriera y cayera sobre la faz de la tierra o que se saliera el mar y se  inundara hasta los cráteres de los volcanes, apocalípticamente….


Autor: Luis Xalin.



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