Actualmente en
muchos países del globo terráqueo, se celebra el día del trabajo, el 1 de mayo. La historia se
remonta muchos años atrás. Pero aquí en este espacio, les relato lo que pasó de
1884 en adelante, cuando la federación de los trabajadores convoco a una huelga
general para el 1 de mayo de 1886, para exigir
la jornada de solo 8 horas de trabajo al día.
Como fue de
imaginarse esto alborotó el enjambre. La fabrica Mc Cormiks despidió
injustamente a mas o menos 2000 obreros. Esto puso en conflicto a patrones y
obreros. Sin embargo, cuando llegó la fecha señalada, miles de obreros de
diferentes ciudades vecinas, abandonaron sus trabajos para participar en la
citada huelga. En chicago se reunieron unas 25 mil personas y conforme pasaban
las horas y los días la asistencia se fue
multiplicando. Así llegó el 3 de mayo. Algunos manifestantes le lanzaron
piedras a la fábrica y los policías, al ver que los ánimos se habían encendido,
accionaron sus armas contra los obreros. Como era de esperarse, la gente aterrada
huyó del lugar dejando tirados detrás a muchos muertos entre los que había
hombres, mujeres, ancianos y niños, quienes por no quedarse solos en su casa acompañaban
a sus padres. Como sucede siempre, hasta después de la masacre, el gobierno
gringo acordó la anhelada jornada de horas estipuladas. Pero fue en Paris en el
año 1889 que se instituyó la celebración del 1 de mayo.
Y por tal motivo,
lo que a continuación escribo es como un homenaje al agricultor que
valientemente le da la cara al sol desde el amanecer hasta el atardecer, como
un girasol. El campesino para cultivar la tierra tiene que trabajar muy “duro”. Para el
agricultor el problema no es producir sino vender su cosecha a un precio justo,
porque los precios de los fertilizantes, de los insecticidas y de los
plaguicidas químicos están hasta las nubes y al sumarle el costo de la mano de
obra podría salir más barato comprar un producto que producirlo uno mismo.
Por eso, los
pequeños productores al no saber qué hacer, abandonan el campo y emigran solos
o con sus familias a las ciudades con la idea y la esperanza de que allí si
encontraran un empleo fijo o por lo menos temporal en el que trabajaran para
ganarse el pan de cada día… Y valientemente muchos lo logran laborando
arduamente. Aunque, en la ciudad, igual que en el campo el desempleo también
azota.
Los agricultores
pobres que únicamente viven de sus
propios trabajos agrícolas son los que a menudo sufren hambre y otras necesidades. Cuando aun no se ha
recogido las nuevas cosechas para la venta y/o el autoconsumo y se les agota
las reservas de alimento.
El agricultor
trabaja la tierra con sus manos para convertirla en grano, en verdura, en
fruta, en fin… para alimentar a las personas que se dedican a labores de otra
índole. Día tras día año tras año.
1 comentario:
Es Genial Luis... Impresionante.... y muy lindo... Grax.. por compartir....
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