Entradas populares

En el día de los muertos




A algunos se nos olvida que en algún momento tendremos que “colgar los tenis” sin importar si somos jóvenes o no. Otros en un  momento de vanidad hemos pensado ¿qué pasará después de nuestra  muerte? ¿Cómo seguiría la vida sin nosotros? ¿Qué hará nuestra familia? Y más pensamos en ese instante culminante de nuestra existencia en  el mes de octubre cuando se acerca el día de los muertos: fiesta la cual sirve para recordar a los seres queridos que, tristemente  se nos adelantaron al viaje sin retorno. Esa fecha, también,  es momento propicio para reflexionar sobre nuestra forma de comportarnos en  la vida (enmendarla si es posible) y dar gracia a Dios lo afortunados que somos al estar vivitos y coleando, ya que la amenaza de enfermedades mortales están al acecho.  Esperemos que no azote a nuestro país una epidemia o en peor de los casos, una pandemia porque si el país de Norteamérica está alarmado  con el virus del ébola teniendo la tecnología y la infraestructura sanitaria y el  equipo  moderno para enfrentar un caos de esa magnitud, mi querida nación  solamente  para decirlo, así sin ser pesimista, únicamente cuenta con  plan en caso de emergencia sin tener recursos suficientes. 

Volviendo al tema central: fue noticia internacional el masivo desalojo de los  cadáveres en Cementerio General, eso no es nuevo (también sucede a nivel local). Esta vez fue notorio por la cantidad exagerada de cadáveres que fueron exhumados para después enterrarlos en fosas comunes. Con esta acción se tendrían disponibles  espacios libres  para apaliar la demanda de los clientes que, por el momento, están dispuestos a pagar la cuota establecida. Por medio de  las Redes Sociales pudimos observar las “escalofriantes” imágenes de cadáveres momificados, lastimosamente porque los deudos no pudieron seguir pagando la cripta donde se les dio cristiana sepultura: ahora se quedaron sin donde ir a recordar a sus muertos y para quienes todavía tienen, hay que ir a visitar en familia los camposantos para restaurar la tumba de tierra, adornar con flores los panteones  y colgar en la cruz, una “corona“ de flores. Ese día es aprovechado para recordar anécdotas y los platillos que degustaban los difuntos mientras se comen  tamales y chuchitos, conservas, dulces de  ayote, manzanilla, camote alrededor de los panteones, en espera de los mentados “moros” que disfrazados de diferentes personajes llegan a alegrar ese momento con sus ocurrencia y bailes (por lo menos de esta manera  se celebra en mi comunidad).

Mientras yo me conformaré con participar en la celebración del Halloween en vísperas del día de todos los santos, esto no es malo como piensan algunas personas. Los niños se divierten, salen a pedir dulces a las casas en compañía de sus padres que también se visten con algún disfraz. Esta vez, no podré visitar un camposanto y la escusa  no es porque todos los días paso frente a uno.  Ahora ya no se puede decir que el único lugar que tenemos seguro es el cementerio, sin embargo llegará la hora de estar en uno para el descanso eterno y aunarnos con el polvo  sin importar la belleza, la riqueza y el orgullo: no se escapa ninguno, aunque hayan unos que se creen  “sombreritos de Esquipulas”.  Y por lo tanto, seguiré extrañando el fiambre…

Autor: Luis Xalin
Nota publicada en la Revista Cotzumalguapa, octubre de 2014

No hay comentarios.: